Qué son las emociones?
Si nos vamos al origen etimológico de la palabra emoción, el latín “emovere”, nos encontramos con que es una tendencia hacia la acción. Por eso mismo, las emociones son las responsables de que nos acerquemos a una persona o a una situación concreta, o de que nos alejemos de ella. Las emociones son una tendencia a actuar, y muchas veces se activan por alguna de nuestras impresiones, que se quedan grabadas en el cerebro, o a través de los pensamientos, provocando un estado fisiológico en nuestro cuerpo. Así, las emociones pueden ser uno de los elementos clave para aumentar la autoestima, pero también son capaces de producir en nosotros una sensación incómoda.
Tenemos tendencia a que las emociones proceden de nuestro corazón, pero esto no es así. El lugar de las emociones está en el cerebro, es el que determina si actuaremos de una u otra manera. Otro error bastante habitual era pensar que cada persona tenía sus propias emociones. Sin embargo, cada vez está más claro que todos compartimos las mismas emociones. Son algo innato, que no se aprende. Otra cosa es cómo gestionamos las emociones, cómo somos capaces de expresarlas y cómo nos afectan. Ahí sí que somos totalmente diferentes.
Muchas veces se acostumbra a clasificar las emociones en buenas y malas, en positivas o negativas, lo que nos puede inducir al error. No hay unas emociones mejores que otras, sino que nos dejamos llevar por unas con más facilidad que por otras. Alegría, tristeza, culpabilidad, ira o rabia y miedo son las emociones más habituales, las que muchas veces se identifican como emociones básicas. Cada una tiene su función, su misión, y las emociones aunque no lo creamos también se ven influenciadas por los pensamientos, y todas ellas comparten una finalidad.
Para qué sirven las emociones
Cuando pasa algo que escapa a nuestro control, reaccionamos a partir de una interpretación fugaz marcada por las emociones. En este sentido, las emociones juegan un papel adaptativo, social o motivacional. Si nos fijamos en la función adaptativa de las emociones, deberíamos dejar de reprimir las emociones porque una vez superado este paso veremos que nos ayudan a enfrentarnos a nuestros retos, a una mejor adaptación a las circunstancias y a la gestión de las situaciones que nos plantea la vida. En resumen, las emociones nos ayudan a dirigir nuestros actos hacia un fin determinado.
El rol social de las emociones nos hará cubrir las necesidades de socialización de las personas, es la búsqueda del contacto físico que tanto necesitamos. Finalmente, en el aspecto motivacional las emociones ayudan a ejercer una actividad con un objetivo y una intensidad determinados. Así, ante algo que te produce alegría actuarás de forma más acelerada e interesada que cuando te ves obligado a desarrollar una actividad que te produce tristeza, que puede conducirte a intentar aislarte.
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